Reseñas de la película «La isla interior»

Reseñas de la película «La isla interior»

RESEÑAS «LA ISLA INTERIOR»

 

La isla interior (2009), de los directores Dunia Ayaso y Féliz Sabroso, dice sobre la salud mental y su herencia, herencia no transmitida genéticamente sino mediante un lenguaje enfermo, mutilado, con el cual no es posible entenderse. La historia, narrada con gran delicadeza, respeto y humor, presenta una familia “archipiélago” un grupo de personas-isla unidas por la necesidad a falta del deseo.

La familia está formada por el padre, que padece de esquizofrenia, la madre, interpretada por la gran Geraldine Chaplin, una figura dominante, omnipotente y omnipresente; sin falta y sin posibilidad de amar. Para Sara, el marido y los hijos  son objetos y así es cómo son tratados. Para ella todo es normal, según sus palabras “mis hijos llevan vidas normales, tienen más de treinta años y un trabajo”.

Martín, el hijo mayor, un escritor que no puede escribir,  trabaja como profesor de literatura y es incapaz de separarse y abandonar el domicilio familiar, con un habla automatizada y un razonamiento “naif”, evoca al espectador sentimientos encontrados como la risa, la ternura e incluso la pena. Gracia, que sufre de esquizofrenia y es tratada con psicofármacos, trabaja como actriz hasta que se desencadena, confundiendo el papel que interpreta con la realidad. Coral, la pequeña y la más “normal”, fue abusada sexualmente en la infancia por su padre, hecho consentido por la madre, es un personaje que solo busca que la quieran pero encuentra desamor, dolor y sufrimiento.

Sufrimiento puede ser el significante que los nombra, todos padecen de una dolorosa soledad, del aislamiento de no poseer la palabra plena que comunica, que hace lazo.

En una de las escenas finales, los tres hermanos sentados alrededor de una mesa tras la muerte del padre, declaran “si no podemos solos, tenemos que admitir que nos necesitamos”. Nuevamente la necesidad que ahoga el deseo.

En psicoanálisis, no hay determinismo, somos hijos del lenguaje y responsables de nuestra posición como sujetos, y como tal, formamos parte de la imprescindible cadena de transmisión simbólica. Transmitir es dejar huella, inscribirse en la vida sin darse cuenta y cuando esa transmisión no se da, cuando falla la función simbólica como un Otro primordial, el sujeto es incapaz de entrar en el lenguaje y en el deseo.

Más allá de visibilizar la enfermedad mental, los personajes de esta historia conectan amablemente con el espectador, cada cual con su isla interior, con su propio trauma que hace síntoma, modo singular de sobrevivir de cada ser hablante.

Catalina Sánchez

La película «La Isla Interior», nos habla de  los mundos interiores que habitamos.

Mundos  hechos de memoria, acontecimientos y elecciones, que encuentran su lugar primigenio en la familia, como aparece en la película. Sus personajes son islas perdidas en el océano de la realidad que los rodea.

Intentan vivir, amar y relacionarse, como ellos son, pero no cesan de repetir las mismas situaciones que les abocan al sufrimiento.

Manuel Moreno