Reseña de la conferencia «El deseo y su interpretación en el juego del calamar»

El pasado 9 de febrero, organizada por el el SCF de Murcia, se impartió en el Salón de Actos del Edificio Rector Sabater de la UMU, la conferencia “El deseo y su interpretación en el Juego del Calamar».

La conferencia estuvo a cargo del psicoanalista y profesor de Antropología, Manuel Montalbán Peregrín. La satisfacción de la sala fue unánime, después de escuchar y debatir las interesantes reflexiones de Manuel Montalbán sobre la interculturalidad contemporánea al hilo de la citada serie.

No pueden pasarse por alto las primeras palabras de su intervención: “vuelve a estar de moda el psicoanálisis”, es más, ¿cómo negarlo cuando en el 2º capítulo de la exitosa serie, sobre un escritorio, hay un libro en coreano cuyo título es “Teoría del Deseo” de Jacques Lacan?. Desde este fotograma, Montalbán hilvana el título de su singular intervención.

En la serie, el denominador común de todos los participantes es una gran deuda económica y la angustiosa necesidad de conseguir dinero fácil, lo que les conduce a participar en un frenético juego.

La cuestión es: ¿actuar por necesidad es compatible con el deseo?. Necesidad y deseo son dos conceptos fundamentales en Lacan, recogidos en uno de sus famosos aforismos: “la única cosa de la que se puede ser culpable es de haber cedido en su deseo”, o lo que es lo mismo, traicionarse a sí mismo no actuando de acuerdo con aquello que nos causa como sujetos.

En nuestros días, comandados por el discurso capitalista y ante la primacía de satisfacer las necesidades que éste nos crea, no hay lugar para que el sujeto se interrogue por su ineludible y enigmático deseo, en su lugar aparece la culpa; culpables de no poder colmarnos con las sugerentes ofertas del mercado, objetos señuelo que se diluyen con la misma rapidez que el dinero que cae en nuestras manos.

He aquí la semejanza de la ficción del Juego del Calamar con el mundo real, la repetición mortífera de tener para querer más, de ganar para endeudarse y volver a ganar más; y esto es lo verdaderamente inquietante del “Juego del Calamar” más allá de la sangre o de las pérdidas humanas, el no saber cómo parar.

Parece que por ahora la partida está del lado del capitalismo, no ya como sistema económico, sino como forma de colonizar la subjetividad de la época; el mercado ha entendido como nadie la “Teoría del deseo”.

Catalina Sánchez